Como los antiguos romanos solían decir “mens sana in corpore sano”.
En el mundo de hoy día trabajamos y vivimos con nuestra mente llena de ideas, negocios, problemas y cientos de estímulos de todo tipo que nos invaden el cerebro a lo largo del día. En muchos casos solemos hacer deporte o salir de viaje o fin de semana para “desconectar”, lo que no siempre garantiza un rato de descanso de problemas y estrés.
Además la sobrecarga de información a la que nos vemos expuestos diariamente, especialmente ahora que incluso tenemos internet en el teléfono móvil, nos sobrecarga el cerebro y no rinde a la capacidad que debería funcionar, estamos funcionando a un bajo nivel cerebral.
Además estudios indican que utilizamos una pequeña parte de nuestra capacidad cerebral, solamente un 10%. Así que ¿por que no al igual que tratamos nuestro cuerpo con respeto y lo ejercitamos, no tratamos la mente de la misma manera?
Pues bien, hay múltiples maneras de relajar la mente y entrenarla, pero todas ellas necesitan de toda tu concentración. Algunas personas pintan, escriben, tocan música o bailan, y todos ellos consiguen abstraerse del mundo en momentos de concentración profunda, donde solamente son capaces de moverse de acuerdo con su concentración. No digo pensar, pues en muchos de los casos hacen las cosas movidos por un instinto especial que les dice lo que deben hacer, una inspiración movida por el puro arte.
Además de esto existen otras técnicas que te ayudan a mejorar la concentración y a relajar la mente, también teniendo que estar concentrado al 100%. Me refiero a técnicas asiáticas milenarias como el Yoga, el Chi-kung o la Meditación. En los dos primeros debes estar concentrado para que el movimiento sea correcto, incluso existen posturas en las que te desequilibras si no estás concentrado. En el caso de la meditación es un entrenamiento de tu cerebro para aumentar tus capacidades (incluida la concentración).
Existen muchos tipos de meditación, tantos como escuelas y religiones, todos ellos válidos siempre y cuando no limiten tus libertades (a veces hay que tener un poco de cuidado de donde te metes, en sitios de dudosa espiritualidad). Pero en el fondo todas las técnicas sirven porque consiguen que enfoques tu mente en algo (el objeto de la meditación), y que mantengas la concentración en eso.
Simplemente con eso ya refuerzas varias cosas: tu concentración, tu disciplina, tu determinación, y si además estás reforzando alguna parte de tu carácter o proyectando alguna meta mediante visualizaciones, pues estás trabajándote tu subconsciente. Así pues la meditación puede ser tu gran aliado si quieres trabajar tu mente y regiones del subconsciente que aun no conoces, preparándote a través de tu subconsciente para los desafíos de la vida, para vivir con más capacidades.
En la meditación puedes trabajar lo que quieras, desde visualizarte logrando algún objetivo, aprender a superar miedos, o simplemente relajar tu cuerpo y conseguir una mayor sensibilidad en el cuerpo, hasta superar problemas del pasado o conseguir mejores resultados en tratamientos médicos agresivos como la quimioterapia.
Por tanto, ya sea desarrollando tu lado artístico, practicando artes orientales o meditando no nos debemos olvidar que la mente forma también parte del cuerpo y que no está de más dedicar un tiempo a trabajarla.
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