El cuerpo humano y el de los animales funciona gracias a millones de reacciones químicas, que se están produciendo cada segundo y que no solo son imprescindibles, si no que son precisamente las reacciones químicas las que producen el milagro de la vida. En las reacciones químicas se modifican las moléculas que forman nuestro cuerpo o las que adquirimos del exterior (la ruptura de proteínas para obtener aminoácidos es un ejemplo de reacción química, o el consumo de glucosa para obtener energía). Con esas reacciones se obtienen productos diferentes que necesitamos o energía para que tengan lugar las reacciones.
Pues bien, muchas de estas reacciones químicas son muy lentas, demasiado lentas y, sin la ayuda de otros componentes que aceleren la reacción, no sería posible que se produjeran la inmensa cantidad de reacciones que ocurren cada segundo en nuestro cuerpo. Estos componentes son las enzimas. Las enzimas son unas moléculas que intervienen en las reacciones químicas aumentando la velocidad de la reacción, sin modificarse ellas en el proceso. Es decir que una molécula A se convierte en una molécula B con la ayuda de C, que no se transforma en el proceso.
Es por esto que las enzimas son importantísimas para nuestro cuerpo, porque si no existieran no se producirían tantas reacciones como son necesarias para la vida.
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